Esa es la cuestión, trabajar feliz.
Y ser feliz trabajando.
Despertarse día a día con ganas de salir ahi fuera.
Fallar, y volver a intentarlo.
Más fuerte, con más ganas.
Hasta que de repente sientas que hay algo que vale la pena.
Que hay algo más allá de un salario.
Que se trata de tí.
De tu aporte.
De tu creación.
De tu proyección.
De tus ganas.
Algo más que un simple horario.
Un motivo, una pasión.
Algo que te hace estar despierto.
Que te llena de ilusión.
Algo en lo que creer.
Algo por lo que luchar.
Algo en lo que apoyarte.
Algo para disfrutar.
Es cierto que hay más cosas.
Pero es una de las que importan.
Pues no ha de ser sufrimiento.
Pues no ha de doler.
Ha de mover(te).
Y hacer que te muevas.
Siempre habrá algo por lo que pelear.
Y si no lo hay, invéntatelo.
La verdad está ahí fuera.
Y la única lucha perdida es la que se abandona.